Ni os imagináis la de veces que esta frase sale en sesión: “sé que no debería sentirme así…”
¿De dónde sale? ¿Quién o qué determina o decide cómo “deberíamos” sentirnos?
Cuántas veces estando tristes alguien ha venido y nos ha dicho “alégrate, hombre”; o, con un estrés que nos sale por las orejas, y “tú lo que deberías hacer es relajarte”; o “no te enfades, mujer, no es para tanto…”
Y esto genera una lucha interna y una culpa brutales. Porque no sólo tenemos que gestionar lo que sentimos sino que encima tenemos que cargar con el hecho de que “está mal” que nos sintamos así, porque deberíamos estar sintiéndonos de otro modo… Agotador y una locura.
¿Qué ocurre entonces? Como me siento “X” y se supone que me debería sentir “Y”, ignoro o niego que me siento “X” y trato por todos los medios de sentirme “Y”, con la frustración que me acaba generando a la larga el ver que no lo consigo, porque, por mucho que lo intente, la verdad es que en el fondo ¡me siento “X” y no “Y”! Y ya te digo que por mucho que trate de ignorarlo, taparlo o reprimirlo, acabará saliendo por algún lado. Porque lo único que puedo hacer con lo que siento es sentirlo, reconocerlo, ver lo que me trae, integrarlo y, una vez que pasa, puedo pasar a otra cosa.
¿Sabes qué? No “tienes que” sentirte de ninguna forma. Está bien como te sientes, porque es como te puedes sentir. Si no, te sentirías de otra manera. Y, si no puedes con lo que sientes, pide ayuda…