El otro día alguien en sesión me dijo «no sé lo que está pasando… lo que trabajamos el último día hacía años que lo sabía, me lo había explicado mi psicóloga, había leído sobre ello y sabía que me pasaba pero nunca lo había logrado cambiar, yo era así y ya está… pero estos días eso está cambiando y no me había dado ni cuenta, y no sé qué es lo que está pasando… por qué ahora sí puedo hacerlo diferente…»
¿Sabéis lo que había pasado? Pusimos cuerpo a eso que ella ya sabía, que se había quedado en su mente como tanta otra información que vamos almacenando cuando intentamos entender «lo que nos pasa». Y ella lo había experimentado sin ser siquiera muy consciente de lo que había pasado, de que el cuerpo había aparecido en la ecuación y, de repente, eso empezó a permitir el cambio. Y ni siquiera fue algo que decidió, que mentalmente se dijo «tengo que cambiar esto», o «voy a cambiarlo», sino que su cuerpo empezó a pedirle algo distinto y ella fue capaz de escuchar. Y eso permitió el movimiento.
Esto es lo que pasa cuando trabajamos con el cuerpo, con la energía, con el inconsciente… que encarnamos nuestra historia y podemos liberar aquello que no nos sirve más. Y llega el movimiento, y las cosas pueden cambiar.
Si lo has probado todo, si sabes «lo que te pasa», si has leído, te han explicado, has oído, visto, tienes un máster en «es que a mí…», pero no logras que nada cambie aunque quieres que lo haga, te animo a que vayas al cuerpo, porque está todo allí.
Y, si necesitas ayuda, cuenta conmigo. Te escucho…
